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martes, marzo 18, 2003

 

Los niños y la Guerra
Feliciano Robles Blanco
Licenciado en Ciencias de la Educación.


Ante la situación de conflicto tan gravísima que estamos pasando, las principales víctimas de este enorme problema son los niños y niñas de todo el mundo, porque ellos son receptores de unas imágenes y una información que tienen dificultades para procesar y pueden dejar en ellos diversas secuelas psicológicas. Del Boletín Saber Vivir, que dirige Mª Adela Mondelli, he copiado este aporte sobre “ Los niños y la guerra” que quiero compartir con todos vosotros y vosotras en estos momentos difíciles que nos toca vivir.

Los niños y la guerra

La educación para la paz y en la no violencia en la familia

Cuando el horror se repite termina por no conmover. Cuando la violencia se repite, se "naturaliza". El horror que no conmueve y la violencia naturalizada, enferman a las personas.
La guerra no es un video juego, ni una película, ni un dibujito de guerreros de cartoon network. La guerra no termina cambiando de canal o cuando sale el cartel de game over. Testigos o protagonistas involuntarios, los niños son sin lugar a dudas quienes más sufren la guerra.
Hablar con los niños y las niñas de la guerra es imprescindible.
En edades tempranas -pre-escolares- a los niños y niñas les cuesta diferenciar la realidad de la fantasía; más grandecitos aún confunden esto a partir de las imágenes de la televisión -¿es una película o un noticiero?-; los mayores necesitan información para poder formarse una idea de lo que están viendo... A cada uno a su edad hay que brindarles la oportunidad de procesar una información difícil de comprender.

No es necesario esperar que el niño o la niña pregunten, ni tengan manifestaciones evidentes de temores, es necesario brindarles información veraz, y accesible según su edad. El equilibrio entre la verdad y no dejarlos con la sensación de temor es difícil de alcanzar pero imprescindible de buscar. Administrar la información que reciben, pero no aislarlos de la realidad de la época que viven. Manifestar la preocupación de los padres, brindarles seguridad, pero no "inventarles" fantasías respecto de la realidad.
Hablarles de la guerra no acrecienta los temores, al contrario ayuda a simbolizar información difícil de interpretar para los niños. Buscar "disparadores" del tema es un modo : dibujos, juegos, cuentos, películas o el noticiero, serán -según la edad del niño o la niña- una excusa para hablar del tema y dar información que apacigüe e interprete los temores que ellos manifiesten al respecto.
No ignorar, minimizar ni avergonzarlos respecto de sus miedos, por el contrario acompañarlos a enfrentarlos, es necesario.

Darles sentido de protección explicándoles desde la estructura de un país hasta brindándoles herramientas para la autoprotección respecto de actos de violencia o abuso cotidianos : acudir al policía en la calle, a la maestra en la escuela, contarlo en la familia. Mostrarles que ellos están cuidados y defendidos de las agresiones. Cuidarlos y defenderlos efectivamente en su vida cotidiana.
Acompañarlos en acciones concretas que desde su perspectiva aminoren los efectos de la guerra o que reclamen por su cese, les da un sentido protagónico, reparador y evita la impotencia y depresión que genera una fuerza de destrucción que es implacable.

Compartir marchas antibélicas si es constumbre de la familia, llevar alimentos o ropa o juguetes que lleguen a zonas de conflicto, hacerles enviar sus dibujos a otros niños, armar posters que hablen de la paz, usar insignias o distintivos antibélicos ..., darles canales de expresión y protagonismo para canalizar sus temores, es una herramienta muy util.

El objetivo de hablar de la guerra lejos de donde hoy silban las bombas, es el de acompañar a nuestros hijos e hijas a comprender la época que les toca vivir, e infundir en ellos la necesariedad de construir la paz imprescindible.
· Ayudarlos a resolver los entredichos por vía del acuerdo en la cotidianeidad familiar, escolar.
· Acompañarlos a comprender las diferencias (religiosas, sexuales, raciales, políticas) entre las personas, como una cualidad inherente a la humanidad.
· Enseñarles que la identidad se construye a partir de la particularidad de cada persona, cada familia, cada grupo, cada pueblo, cada país; y que es el hecho de que todos somos diferentes lo que nos hace personas y constituye nuestra particular identidad.
· Ayudarlos a comprender la diferencia entre no compartir la opinión con el otro, y respetar su derecho a pensar, sentir u opinar diferente a nosotros, sin que esto afecte el derecho de ninguno de los dos y permita una convivencia pacífica EN y CON las diferencias.
· Acompañarlos a encontrar acuerdos posibles que satisfagan las necesidades diferentes de las personas.
Ensayar estas cuestiones en el ámbito familiar, en la escuela o el grupo de amigos, relacionando estos episodios con su contraparte : la guerra, es un modo de criar a nuestros hijos en la educación para la paz y por la no violencia. El único modo de criar niños y niñas felices, no aislados de la realidad, y adultos mentalmente sanos.
María Adela Mondelli

 

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