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sábado, agosto 23, 2003

 

Por qué se queman los bosques de España ( 1ª parte)

Feliciano Robles Blanco

Este verano del 2003, han sido especialmente virulentos y extensos los incendios forestales que ha habido especialmente en Extremadura y Cataluña.

Por casualidad de la vida, viví en Extremadura los primeros 14 años de mi vida y posteriormente viví otros 20 años en la provincia de Barcelona y estoy en condiciones de explicar a los lectores las causas de estos incendios forestales.

En esta primera parte me voy a centrar en los incendios forestales de Extremadura y por extensión a todos los que ha habido en la vertiente atlántica desde Galicia a Andalucía desde hace muchos años.

Cuando yo nací en un pueblo de la provincia de Cáceres, la riqueza principal del mismo era la ganadería que pastaba por sus montes y dehesas, especialmente cerdos, ovejas, cabras y vacas. Los terrenos estaban poblados de robles, castaños, encinas, alcornoques, jaras y monte bajo.

A principios de los años sesenta, coincidiendo con los Planes de Desarrollo se instalaron en España tres empresas importantes de fabricación de pasta de papel, una en Galicia, otra en Huelva y otra más en Cataluña. Pero resulta que en España no había materia prima para esas fábricas, así que se decidió hacer unas repoblaciones masivas de pinos y eucaliptos, arbóles no adecuados para aquellos terrenos, ya que eran incompatibles con el ganado que lo habitaba, por todas las provincias de la vertiente atlántica, arruinando a los ganaderos que se vieron obligado a vender sus ganados y emigrar a las ciudades provocando una despoblación masiva de todos los pueblos rurales y ganaderos.

En mi pueblo en concreto fui testigo de como se arrancó un robledal centenario y se repobló con pinos de rápido crecimiento y se prohibió pastar el ganado en ese terreno, también en las montañas en los mejores terrenos de estío que tenían las cabras se repobló de pinos y se obligó a rebaños enteros de cabras a desaparecer.

Una vez repoblado el terreno nadie se cuidó de cuidarlo, y pronto fueron pastos de los fuegos que de forma intencionada o casual se hacían.

Con el paso de los años, y los entornos rurales despoblados de gente joven, nadie se preocupó de cuidar los montes, hacer cortafuegos, talas selectivas, etc.

Así que cada año que viene un poco más caluroso de lo normal, basta con que un desanpresivo pirómano, un rayo de tormenta seca, una chispa de una torreta eléctrica inicie un fuego para que su extensión sea rápida y desproporcionada y no haya medios suficientes en esas regiones abandonadas a la buena de dios para apagarlo de forma rápida y controlada.

En la época franquista, había un slogan en la televisión que decía “ Cuando un bosque se quema, algo suyo se quema” pero un día en la revista La Codorniz apareció el siguiente chiste “ Cuando un bosque se quema, algo suyo se quema Sr. Conde”. Pues eso es más o menos lo que ocurre que a quien se les queman los bosques es a los condes y demás terratenientes que un día arruinaron el modo de vida ancestral que tenían las gentes de esas sufridas tierras que van de Galicia a Andalucía.

Repoblaron los bosques en busca de dinero fácil y contaron con espléndidas subvenciones para repoblarlos. Ahora ya creo que se habrán dado cuenta del gran error que cometieron al repoblar sus tierras de árboles no autóctonos y tan fácilmente combustibles.

 

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