Utopia Siglo XXI

 

 

Diario educativo de Feliciano Robles, para tratar de conseguir una Educacion integradora y liberadora en los valores humanos que mas dignifican a las personas.

 

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domingo, diciembre 07, 2003

 

La matancera

Feliciano Robles Blanco

Hola amigas y amigos: Hoy se celebra en España la festividad de la Inmaculada Concepción, y curiosamente es esta fiesta la que yo relaciono con mi sentimiento izquierdista y agnóstico.

Yo desde muy pequeño por estar en contacto con animales, sabía que la concepción de los animales requería la colaboración del macho y de la hembra y como mi madre siempre nos decía que las personas éramos animales, pues yo no entendía, cuando en las clases de Religión el cura nos explicaba lo de la Inmaculada Concepción de la Virgen María sin la intervención de un macho entiéndase un hombre de carne y hueso, y no entendía muy bien el papel de San José en esta Historia, así que como no me creía la historia de la Purísima Concepción también dejé de creerme todas las demás historias que nos contaba el cura en las clases de Religión de los sábados por la tarde y de ahí pues viene mi agnosticismo.

El otro aspecto es conocer el origen de mi ideología socialista, a esta celebración festiva de hoy, en mi pueblo le llamaban “La matancera”, porque por éstas fechas era cuando más matanzas de cerdos había en el pueblo. Y en las matanzas se producía un hecho muy solidario en el cual yo sitúo como una buena práctica socialista. Me explico:

En el pueblo, la riqueza estaba muy repartida entre todos sus habitantes, pero había quien tenía más riqueza y quien menos pero dentro de una cierta proporción. Como recurso alimenticio para todo el año, en cada familia se cebaban cerdos que se sacrificaban en la matanza, y en la cual se hacían diferentes embutidos, tocino, jamones, etc. Todos estos alimentos se guardaban y se iban comiendo a lo largo del año. Cebar cerdos era muy sacrificado y requería mucho trabajo durante todo el año, hasta conseguir que fueran cebones. Pero había un problema en todo esto, y es que el cerdo podría estar infectado de un microbio llamado “triquina” o “grano de arroz” y entonces no era apto para el consumo y había que quemarlo, y entonces la familia que se viese afectada por un caso de esos, se quedaba sin matanza y sin una buena fuente de alimentación.

Era aquí donde se ponía en marcha la acción solidaria de mis paisanos:

Lo primero que se hacía cuando se mataba un cerdo, era extraer su lengua y llevarla a casa del veterinario, entonces el veterinario sirviéndose de un viejo microscopio, seccionaba la lengua y hacía un reconocimiento de la misma en busca de los citados microbios malignos, si no encontraba ninguno, el cerdo sacrificado era apto para el consumo. Una vez obtenido el dictamen del veterinario, pasada por casa un señor que se dedicaba a ir pesando todos los cerdos en todas las casas que había matanza. Se pesaban los cerdos por arrobas, los cerdos oscilaban entre un peso ocho a veinte arrobas, y había casas donde se mataban dos cerdos. Este señor anotaba sus pesos y los entregaba en el Ayuntamiento.

Entonces si por casualidad salía algún cerdo infectado, el Ayuntamiento le compraba a esa familia un cerdo nuevo de igual peso al sacrificado y luego todos los vecinos se lo pagaban de forma proporcional a la matanza que hubiesen hecho. En este hecho solidario, radican las bases de mi socialismo. Poder paliar de forma solidaria las desgracias que tengan las personas.

El otro hecho solidario de las matanzas es que las familias se ayudaban las unas a las otras, para realizar todo el inmenso trabajo que se originaba cuando se hacía la matanza y que era el acto social más alegre que se hacía en el pueblo.

Esto que os he contado ocurría en un pequeño pueblo extremeño en los años 50 del siglo XX.

 

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