Utopia Siglo XXI

 

 

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viernes, junio 16, 2006

 

Crítica de cine: Un franco, 14 pesetas

Feliciano Robles Blanco

Hola amigas y amigos: A mi mujer le gusta mucho el cine de pantalla grande, o sea ver las películas en el cine y no en la televisión. Como vivimos en Sevilla, no tenemos problemas para cumplir su deseo, porque hay tal cantidad de salas de cine en Sevilla y sus alrededores que cada semana tenemos en proyección más de 50 películas diferentes para escoger la que queramos ver.

Siempre voy al cine con mi mujer, y como es a ella a quien mas le gusta el cine , es ella la que hace una selección de las películas que nos puedan interesar ver, porque nuestros gustos no son coincidentes del todo. A ella le gustan las películas serias y dramáticas y a mí me gustan las películas que tengan un contenido social, y lejos de las superproducciones americanas.

Esta semana mi mujer quiso darme gusto en la película que eligió que viésemos y la verdad es que lo consiguió plenamente.

He visto la película titulada: Un franco, 14 pesetas cuyo guión, dirección e interpretación corre a cargo de la misma persona correspondiente a un actor español que se llama Carlos Iglesias, que tenía una historia personal que contar y ha decidido hacerlo de forma amena e interesante.

La trama de esta película, es la historia de una familia española que en 1960, decidió el marido dejar Madrid, e irse de emigrante a Suiza, pasar allí seis años y regresar de nuevo a Madrid.

Me he sentido muy identificado con esa película, porque yo también dejé mi pueblo en 1961, e inicié el camino de la emigración, solamente que en vez de hacerlo a Suiza lo hice a Cataluña, pero las consecuencias y vivencias que tuve yo fueron muy parecidas a las que tuvieron los protagonistas de esta película.

Es pues la película que a la mayoría de las personas que somos emigrantes nos gustaría escribir, porque detrás de cada emigrante hay unas vivencias diferentes a las personas que no han pasado por ese trance en sus vidas.

La emigración conlleva muchas vivencias contradictorias, de un lado, enriquecedoras porque conoces otras regiones o países, con otras culturas y otras formas políticas organizativas, en aquellos años, para los españoles que emigraron a Europa, fue trascendente sus vivencias en países democráticos, pero también conlleva, traumas importantes por el desarraigo que tienes de tu tierra, la pérdida de los amigos, de tus paisajes preferidos, de tu familia, etc.

Por eso el deseo eterno que tiene un emigrante es regresar a tus orígenes, pero claro eso muchas veces también es difícil, porque se crean nuevos vínculos, con la tierra de acogida. Yo por ejemplo ahora desearía volver a mi pueblo, pero ese no es el pueblo de mi mujer, ni lo es de mis hijos, así que si yo volviese serían ellos los que se sentirían extraños en ese hábitat, y por tanto ya no se podrá cumplir mi deseo de regreso a mis orígenes.

Ese es uno de los dramas más grandes que llevamos a cuesta los emigrantes que hay por el mundo. En todo caso yo fui emigrante económico, y en general me ha ido muy bien en la vida, pero qué será de los emigrantes por causa políticas y quienes no han podido insertarse en el país de acogida por rechazos racistas o xenófobos.

En fin, si estáis sensibilizados con el tema de la inmigración os aconsejo que cuando tengáis ocasión veáis esta película. Recordad su título: Un franco, 14 pesetas.

 

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